miércoles, 9 de diciembre de 2009

Magnificencia


SOLILOQUIO I


No me hallaba en mis mejores momentos y todo el mundo se había percatado de ello, pero, no era razón suficiente para hacerme caer ante nada. No, no lo era. Debía ir allí fuera, donde fuese, con quien fuere, sin importarme el qué dirán porque no todo está dicho. Habrán osbtáculos pero los derribaré, habrán socavones pero los bordearé. Saldré airoso de cualquier situación que se interponga en mi camino, aunque no sea camino de seda.

Miro hacia el cielo, tan azul, sin nubes que lo entristezcan; montañas en el horizonte que claman ser exploradas; y mares, ¡oh, qué mares!, que añoraban ser navegados. Nunca antes el mundo me había sonreido de tal manera, y yo debía aprovecharlo, exprimir el jugo de la vida y disfrutarla al máximo, cada minuto, cada paso...

Quizás sea estúpido, pero esa estupidez me agrada.

Hay veces en las cuales debe engrandecerse las cosas, para que éstas, por pequeñas que sean, puedan ayudarte a ser feliz.

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